La verdad bajo ataque: entre la guerra del relato y la "VerdadIA" - Política y Medios
20-07-2025 - Edición Nº6379

ANÁLISIS

La verdad bajo ataque: entre la guerra del relato y la "VerdadIA"

Mientras el conflicto político se agudiza dentro del propio gobierno con la disputa entre el presidente Javier Milei y la vicepresidenta Victoria Villarruel, la forma en que se comunican los hechos —más que los hechos en sí— define el rumbo del poder.

Por: Mg. Lautaro González Amato*

 

En la realidad política argentina emerge un debate por el control de la verdad en tiempos de inteligencia artificial, polarización y narrativa de los algoritmos. Es un escenario inédito: mientras el conflicto político se agudiza dentro del propio gobierno con la disputa entre el presidente Javier Milei y la vicepresidenta Victoria Villarruel, la forma en que se comunican los hechos —más que los hechos en sí— define el rumbo del poder.

El reciente enfrentamiento entre el mandatario argentino y su vice no solo refleja una fractura interna, sino también una disputa discursiva profunda por el monopolio del sentido. Milei, al querer vetar leyes clave votadas por su compañera de fórmula y al acusar a legisladores de ser “degenerados fiscales”, no realiza una denuncia técnica: instala un encuadre potente característico de los líderes que comprenden que hoy la política no se gana solo con votos, sino con relatos que apelan a las emociones, fogonean la hiperpolarización y viralizan la información en un entorno digital provocador.

Villarruel, por su parte, reaccionó con ironía y moderación: “Que ahorre en viajes y en la SIDE”, publicó en redes. Un gesto que buscó diferenciarse del tono beligerante del presidente, poniendo el foco en capitalizar el hartazgo ciudadano ante el ajuste, el abandono de los sectores vulnerables como los jubilados y trabajadores del Estado, y el crecimiento del conflicto institucional. Su estrategia comunicacional parece más alineada con la construcción de una figura de autoridad institucional incrementada por el juego de provocaciones discursivas desde la red social X.

La batalla cultural se volvió guerra por el relato

Este episodio no es aislado. Forma parte de una avanzada más profunda: la consolidación de una narrativa única que deslegitima toda voz disidente. No estamos ante un simple cruce de tuits o declaraciones, estamos frente a una estrategia premeditada de lo que podríamos llamar “lawfare narrativo”: persecución, etiquetamiento, encuadres discursivos violentos y viralización de información con IA que busca cancelar o deshumanizar al adversario político, e incluso al periodismo, como el hostigamiento hacia la periodista Julia Mengolini.

¿La novedad? La inteligencia artificial ha entrado de lleno en este juego. El concepto de “VerdadIA” se refiere a una verdad artificial, construida por algoritmos y reforzada por repeticiones digitales que disfrazan de espontáneo lo que en realidad es una operación de framing emocional. La IA no solo traduce datos: fabrica sentido. Multiplica versiones diseñadas para generar odio, miedo o euforia, según convenga al interés del emisor, al interés de quien las produce y manipula desde la intencionalidad política.

Las fake news, deepfakes, bots anónimos que retuitean consignas al unísono, influencers que bajan línea desde el entretenimiento: todo forma parte de una maquinaria que convierte a la política en un campo de batalla sensorial. Como advierte la filósofa de la Universidad de Oxford, Carissa Véliz, "la IA está diseñada para inventar contenidos verosímiles, no para buscar la verdad."

¿Quién cuida la democracia cuando se hackea el lenguaje?

Este nuevo escenario interpela con fuerza a la comunicación política. Ya no alcanza con decir la verdad: hay que construirla. Ya no basta con denunciar la manipulación: hay que disputar el marco emocional desde el cual los ciudadanos procesan la realidad.

En este contexto, la responsabilidad de los líderes políticos, comunicadores y periodistas es doble. Por un lado, tienen que resistir la tentación de reducir la política a una pelea de etiquetas. Por otro lado, deben construir narrativas profundas, humanas, que recuperen la complejidad de los problemas y devuelvan a la palabra su capacidad democrática y transformadora.

Mientras Europa avanza en la regulación de plataformas y tecnologías de IA, en Argentina debatimos a los gritos desde una democracia que parece cada vez más controlada por los algoritmos. La pregunta urgente es: ¿vamos a permitir que el encuadre del odio y la desinformación nos roben la capacidad de pensar el futuro?

El lenguaje es poder, la narrativa es destino

La crisis entre Milei y Villarruel no se resume solamente a una mera interna política. El presidente operó desde la confrontación digital en X, pero hoy enfrenta una contestación no solo externa desde los gobernadores que no le responden (ni para el acto del 9 de julio), sino interna (Villarruel) y legislativa. El rol de los algoritmos en un entorno polarizado se ve en cada tuitazo que se transforma en instrumento de presión. Mientras, la oposición usa la ley y las cámaras para contrarrestar, mostrando que la arquitectura política aún cuenta más que el mensaje disruptivo.

De todas maneras, este encuadre es un síntoma de un modelo de poder que prefiere gritar antes que argumentar. Un modelo que prioriza las prácticas para viralizar contenido antes que el diálogo democrático. Un proyecto que prefiere el uso de una IA para simplificar el razonamiento ciudadano y obstaculizar a la sociedad su capacidad de reflexión crítica como herramienta para generar consensos.

En tiempos de VerdadIA, el mayor acto de resistencia democrática es construir narrativas con propósito. Historias que no destruyan, sino que inspiren. Lenguajes que no cancelen, sino que convoquen. Y líderes que, en lugar de repetir lo que los algoritmos premian, se animen a decir lo que nadie más se atreve a nombrar.

Esto expone una transformación dual en la Argentina: la estrategia política ya no solo se juega en las urnas, sino en tiempo real a través de múltiples frentes: legislativo, institucional, discursivo y digital. Milei está presionado por adentro y por afuera, y la gobernabilidad pasó a depender de las consecuencias de pasar varias veces “la motosierra” por los mismos lugares, como del relato que la acompañe. En ese escenario, quienes mejor dominen no solo la ley, sino la narrativa digital, tendrán ventaja electoral de cara a octubre.

 

*Autor del ebook “Unir la cadena. IA & comunicación política. Guía práctica para asesores”, LAMATRIZ, 2024.
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