"¿Crees que alguien quiere a (Carlos) Zannini de vicepresidente?”, agregó fiel a su estilo desde el sentido común y con poca rigurosidad, ni siquiera avalándose en encuesta alguna.

Es que a lo largo de las décadas la señora Legrand se ha transformado en una figura mediática que en más de una oportunidad marcó la agenda de la mismísima oposición política en Argentina. Tan escasa de propuestas, los proyectos antagónicos al peronismo supieron hacerles reverencias a la “señora de los almuerzos” a fin de captar votos a como dé lugar.

Así, en otro tramo del almuerzo del sábado pasado, la conductora vestida de naranja afirmó que "Carlos Zannini es autoritario, nunca me gustó, y además estuvo muy grosero conmigo, él y Aníbal Fernández, la verdad dos guarangos maleducados. Así no más se lo digo. Yo no soy rencorosa pero soy memoriosa".

Poco importó lo que Guillermo Francella, Pablo Lanusse y Panam tuvieron para decir el sábado por la noche. O lo que Alfredo Leuco, Mimí Pons, Silvia Fernández Barrio y Peter Lanzani hayan comentado en el almuerzo de ayer, porque los duelos de Mirtha Legrand contra los candidatos a presidente Mauricio Macri y Daniel Scioli acapararon el total interés de la mesa.

La conductora tuvo a los principales candidatos en sus mesas del fin de semana y como siempre les “marcó la cancha”. “Sacá a Durán Barba”, le dijo a Macri. “A Zanini te lo pusieron”, increpó a Scioli y también apuntó contra Axel Kicillof.

Al parecer, y con el peso de su trayectoria, Legrand está decidida a participar activamente en la política nacional. Esta participación como líder de opinión de Doña Rosa la ha catapultado hasta el infinito, incluso acusar a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner de "dictadora, caprichosa y autoritaria semanas atrás. "Usted le dijo dictadora, y yo no estoy de acuerdo con eso", sentenció el gobernador.

En el final Legrand insistió: “La gente tiene miedo de hablar”, y Karina Rabolini fue la que tomó la palabra y respondió: “Podemos escuchar todas las opiniones”.