La Corte Suprema de Tucumán ordenó que sea liberada Belén, la joven que fue condenada a ocho años de prisión, acusada de haber asesinado a su hijo recién nacido. La defensa, organismos de derechos humanos y grupos que luchan contra la violencia de género afirmaron que Belén sufrió un aborto espontáneo y que su caso estuvo cargado de prejuicios e irregularidades.

Ante la decisión de la Justicia tucumana de liberar a Belén, en diálogo con Política&Medios, la secretaria de Género e Igualdad de Oportunidades de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), Estela Díaz, afirmó: “Empieza la Justicia a acomodarse a derecho. La liberación de Belén era un imperativo. Estaba injustamente detenida. Su caso tuvo gran cantidad de irregularidades. Ese supuesto homicidio agravado por el vínculo es algo que aparece en la causa después de que ella llega al hospital por un aborto espontáneo”.

“Belén sufrió una enorme cantidad de injusticias y lleva más de dos años y tres meses presa. Nos da una profunda satisfacción que quedara libre. Esto se debe, por un lado, a la excelente defensa que tuvo en esta última etapa, por parte de la abogada Soledad Deza y la Asociación Católica por el Derecho a Decidir y, por otro lado, en la enorme movilización social en todo el país y en el extranjero”, remarcó.

Díaz aseguró que “el Poder Judicial obró cargado de prejuicios, con una mirada machista y clasista. Hay una mirada confesional religiosa respecto de cómo se trata a las mujeres en el sistema de salud cuando llegan con un aborto en curso”.

Por último, la dirigente se preguntó: “¿Cómo puede ser que a un aborto espontáneo alguien lo transforme en un homicidio? Eso es solo explicable desde el prejuzgamiento confesional de los médicos que intervinieron. Belén no es un caso aislado. Belén es la punta de un iceberg de un maltrato que muchas veces sufren las mujeres cuando van a una consulta obstétrica”.