Se viene un aumento del 10% en la nafta por suba del impuesto a los combustibles - Política y Medios
29-05-2024 - Edición Nº5962

GOLPE AL BOLSILLO

Se viene un aumento del 10% en la nafta por suba del impuesto a los combustibles

El incremento dispuesto por el Gobierno desde mayo se hará en dos tramos, para aminorar el impacto en la inflación mensual. La actualización en el precio acumula un 160% desde que asumió el presidente Milei y la tributaria decretada un 630% entre febrero y mayo.

Por Patricio Ballesteros Ledesma

 

El Gobierno decidió volver a incrementar el Impuesto a los Combustibles Líquidos, que debería subir el 53% desde el 1 de mayo, por lo que el litro de nafta y gasoil en sus diferentes versiones verá actualizado su precio en los surtidores entre un 8% y 10% en los primeros días del mes.

Y para evitar la incidencia plena de la suba en el índice de precios al consumidor mensual, que es una de las pocas variables económicas que el ministro de Economía Luis Caputo y el presidente Javier Milei presentan como controladas, se autorizará el aumento en dos tramos de manera que la mitad impacte en el IPC del mes siguiente.

Esa importante suba del componente impositivo del precio se traduciría en los carteles de las estaciones de servicio con incrementos superiores al 8% en la Ciudad de Buenos Aires y algo menores en los surtidores del interior del país. Según la tabla de precios en las estaciones de YPF en CABA de la web Surtidores.com, el litro de súper hoy está a $837, la premium $1.033, el gasoil $883 y la euro $1.123.

Sin embargo, las empresas de combustibles desreguladas podrían agregar un 2% adicional al precio por la devaluación del dólar, con lo que el salto para los consumidores llegaría al 10% final. Así, desde que asumió el Gobierno se acumulan subas promedio del 160%, muy superiores a la inflación. 

La nueva actualización ocurre en un momento en donde el sector de la refinación asegura que el litro de nafta súper cayó 13% en estos meses, desde el pico que alcanzó en enero tras la corrección por la mega devaluación impuesta por el Gobierno a mediados de diciembre. 

Según datos de la Secretaría de Energía, la demanda de nafta y gasoil en las estaciones de servicio de todas las empresas retrocedió en marzo 12,1%, siendo ese el cuarto mes consecutivo de retroceso.

Desde el Instituto Argentino de Análisis Fiscal estiman que con un incremento impositivo de monto fijo de $70, el tributo se elevaría desde $132 a $202 por litro de nafta, lo que representa el incremento buscado del 53%, que se traslada de pleno al producto gravado.

Bajo el supuesto de traslado pleno se considera que este aumento implicaría pasar de un valor por litro de $837 a $907 en CABA, tomando el valor de referencia que aporta YPF, y de $966 a $1.036 en Córdoba, lo que implica subas del 8,3% y 7,2% en cada caso, sin contar con un eventual ajuste adicional por el crowling peg mensual del tipo de cambio.

La recaudación viene sintiendo el impacto de la recesión y la inflación, por eso desde el Gobierno buscan mantener el superávit anunciado no sólo con el ajuste desmesurado del gasto sino con aumento de impuestos, una política contraria a sus principios liberales de la que se aseguró no se iba a echar mano.

No sólo se aumentó el impuesto PAIS, y ahora se busca restituir Ganancias para la cuarta categoría, sino que ahora que se bajaron los gastos pero también cayeron los ingresos, se vuelven a incrementar tributos como el ICL, que afecta a los precios de las naftas y el gasoil.

A principios de abril la AFIP difundió su informe sobre la recaudación tributaria del mes pasado e indicó que el ingreso de recursos por algo más de  $7,7 billones tuvo una variación interanual positiva del 230,6%, pero casi 60% debajo de la inflación acumulada, 

En ese momento, el director del IARAF Nadin Argañaraz tuiteó que “la recaudación tributaria nacional del primer trimestre de 2024 habría sido la menor de los últimos 9 años. Respecto al año anterior, el descenso de recaudación en moneda constante de marzo sería de $2,8 billones”. El brutal salto cambiario en un contexto de estanflación trae sus consecuencias.

Y pese a que el sistemático aumento de los combustibles y las tarifas de los servicios públicos es un claro obstáculo para continuar con el objetivo de la desaceleración inflacionaria, más allá del fuerte impacto que tiene para las personas y la actividad productiva, el Gobierno entró en un círculo vicioso en donde el ratón (o el león) se muerde la cola.

Baja el gasto y la inversión, cae la producción y el consumo, desciende la recaudación, aumentan los pasivos y peligra ese 0,2% de superávit insostenible, que obliga a aumentar ingresos e impuestos. Y como se hizo con los aumentos de las tarifas de gas, electricidad y agua, ahora se cuotifican los incrementos en varios meses para que el IPC no escale nuevamente.

Según los últimos datos del Ministerio de Hacienda, en términos reales la recaudación tributaria de marzo de 2024 tuvo una caída interanual del 18,8% en el impuesto a los combustibles líquidos, que recaudó $82.482 millones por este concepto, algo que se trata de revertir con las subas de abril y con este incremento a partir de mayo. 

El problema es que mucha gente dejó de usar el auto y, con esta nueva suba del precio final, mucha más haría lo mismo.Entonces, aunque cada vez se venda menos combustible, los que no puedan dejar de usar sus vehículos particulares para trabajar y toda la cadena de logística y distribución deberán seguir pagando más por litro en los surtidores. 

A diferencia de otros tributos, fáciles de eludir o evadir, el ICL se cobra ineludiblemente dentro del precio cada vez que se carga el tanque en el surtidor y ese incremento será rápidamente trasladado a toda la economía como costo de flete. En todo o en parte, este incremento tendrá un reflejo en el siguiente índice de precios al consumidor que mide el INDEC.

Según el Decreto 107/24 publicado en el Boletín Oficial el 31 de enero, la suba del impuesto a los combustibles líquidos, en línea con descongelar su aplicación para recuperar el valor real atrasado, fue definida con efecto retroactivo al 2021 y en un cronograma de cuatro etapas. 

Pero la Resolución General 4257 de la AFIP publicada a los pocos días actualizó lo pendiente del tercer y cuarto trimestre 2021 y todo 2022, con lo que los tributos pasaron de $27,7 a $64,9 sobre el litro de combustible y el incremento inmediato del 134% se pudo corroborar en los surtidores en los primeros días de febrero. 

Más allá de las subas de las petroleras y los incrementos del biodiesel y etanol para corte, el esquema implica un incremento impositivo del 630% entre febrero y mayo. A nivel absoluto, la carga impositiva sobre los combustibles pasará al término del cronograma de los $27,7 por litro antes del descongelamiento a $202 el mes próximo.

Con la actualización de mayo, se terminaría incorporando la inflación de 2023. Luego, a principios de julio, debería actualizarse de acuerdo al IPC del INDEC del primer trimestre de 2024, para de ahí en más seguir con ese esquema de actualización trimestral. De tal modo, el 1 de julio el impuesto debería subir un 51,6% y aumentar hasta los $306 por litro.

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