Sigue vigente una de las leyes troncales de la dictadura - Política y Medios
28-03-2024 - Edición Nº5900

Sigue vigente una de las leyes troncales de la dictadura

El modelo económico liberal que impuso la dictadura a fuerza de 30mil desaparecidos y cientos de bebés apropiados continúa vigente. La Ley 21526, más conocida como “Ley de Entidades Financieras”, fue promulgada por el ejecutivo en 1977 y aún no se pudo modificar en su totalidad. ¿Qué modelo de país propone la norma?

Uno de los principales objetivos que tuvo la última dictadura cívico-militar-eclesiástica, la más sangrienta de nuestro país, fue la imposición de un modelo económico que privilegiara la especulación financiera por sobre la inversión productiva. Fue por eso que quienes se dieron cuenta de su objetivo y se oponían, fueron los primeros en ser secuestrados, asesinados y desaparecidos.

Primero la dictadura decretó la Ley 21.495 de descentralización de depósitos, sancionada el 17 de enero de 1977, y siguió con la Ley 21.526 de entidades financieras, el 14 de febrero de 1977. Esas reformas apuntaban a limitar la injerencia del Estado en el sistema financiero, dejando que las entidades privadas actúen con total libertad sobre los criterios para otorgamiento de crédito y la fijación de tasas activas y pasivas.

Es peligroso dejar la economía en mano de los bancos y no de la política, ya que ellos definirían el rumbo de nuestro país, como sucede actualmente. Esta ley permite a los capitales financieros realizar todas las acciones que no le sean prohibidas, es decir, deja la libertad de especular, y por lo tanto, no marca una política económica direccionada desde un proyecto nacional de país.

Alan Cibils y Cecilia Allami, en un estudio que realizaron sobre las reformas del sistema financiero en la dictadura, definieron que las tres patas de los profundos cambios fueron la desregulación de la tasa de interés para aumentar la oferta de crédito; el incentivo a la entrada a un mayor número de instituciones financieras en el mercado para volverlo “competitivo”, y la liberalización de la cuenta capital permitiendo la libre entrada y salida de capitales.

Esto significa que cualquier capital financiero, ya sea nacional o extranjero, tiene el poder de operar en nuestro país con regulaciones mínimas, casi inexistentes. La excusa del aumento en la oferta de crédito se ve desmentida en las tasas de intereses infinitas que ponen los bancos y que alejan al trabajador promedio de la casa y el auto propio.

Pero además, al ser más rentable para los grandes capitales invertir su dinero en el mercado financiero que en inversiones productivas, no se apuesta a la creación de empresas, por lo que no se crean fuentes de trabajo, y se condena a cientos de miles de personas a la exclusión del sistema.

Uno de los principales opositores explícitos, y que ha escrito numerosos artículos al respecto, es el diputado Carlos Heller. Él propone “definir a la actividad financiera como un servicio público, al igual que concebir la ley desde el interés de los usuarios, y no de las entidades financieras, como hoy sucede”, pero todavía no ha podido llevarse adelante, ya que las amenazas de corridas cambiarias y de fuga de divisas han estado y están siempre a la orden del día.

La regulación del mercado es urgente. Los que se oponen al modelo ya no son asesinados ni desaparecidos, sino que muchas veces ni siquiera saben que se oponen, y son condenados al hambre y a la exclusión. Este modelo de país sigue favoreciendo la especulación financiera, y ya no es rentable apostar a la industria, sino seguir alimentando esta fábrica de pobres.

FUENTES:

-Esteban Mercante. Argentina: La vigencia de una reforma de la dictadura. Resumen latinoamericano.
-Carlos Heller. Una verdadera Reforma financiera.

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